Vivienda y divorcio, ¿qué sucede con la casa?
Al ya de por sí duro momento del divorcio o la separación, se le añaden una lista situaciones como el qué hacer con la vivienda, sobre todo, cuando los dos miembros de la pareja son los propietarios y más aún si todavía están pagando una hipoteca.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, si bien los primeros años de la crisis fueron muchos los que dejaron de separarse, los últimos datos revelan que los divorcios vuelven a estar a la orden del día, en parte por los problemas que puede acarrerar la coyuntura económica actual.
Las opciones que se plantean en materia de vivienda tras una separación son varias: que uno de los dos continúe viviendo en el inmueble y asuma todos los gastos o ponerlo a la venta y repartir las ganancias (una opción que muchos descartan por la devaluación de los precios), entre otras.
Según el último informe elaborado por la Asociación de Afectados por Subastas y Embargos, uno de los mayores motivos de mora hipotecaria es el divorcio, ya que obliga a que la familia tenga que soportar el gasto de dos viviendas. Así, entre los casos de impago, el divorcio fue el motivo principal en el 9% de los casos. Además, en los últimos cuatro años la morosidad en familias divorciadas se ha incrementado del 6% al 26%, según los datos de la AFES.
¿Qué hacer con la vivienda tras un divorcio?
Una de las opciones es la poco deseada ‘vuelta a casa’. Según el informe ‘Los españoles y su relación con la vivienda’ elaborado por fotocasa, el 9,2% de los mayores de edad que viven con sus padres reconocen haberse visto obligados a volver a casa después de haberse separado o divorciado. Y es que los costes de una vivienda se disparan cuando los asume una sola persona.
La situación suele ser mucho más complicada cuando la pareja que se divorcia comparte una hipoteca. Entonces, las opciones son varias:
Vender y cancelar la hipoteca. Sería la solución más sencilla, pero la crisis económica hace que hoy en día, en muchos casos no se pueda vender a un precio que permita cancelar el total de la hipoteca, si los ingresos de uno o ambos integrantes no le permiten alquilar una nueva vivienda o si hay hijos comunes.
Dar la casa al banco. Que una entidad financiera acepte la dación en pago de una pareja que se separa es bastante complicado. Si hay avalistas o no se tienen ingresos o, si la entidad financiera ve otras opciones de cobro, no aceptará esta opción.
Uno se queda la vivienda. Una de las opciones es que uno de los dos miembros adquiriera la propiedad asumiendo la hipoteca pendiente. El procedimiento es hacer una extinción de condominio, que conlleva gastos de notaría, registro, gestoría e impuesto de actos jurídicos documentados. Para ello, iAhorro señala que el banco debe aprobar una nueva hipoteca cuyo titular sea únicamente el que adquiere la propiedad y esto solo será posible si su capacidad económica es suficiente para asumir los pagos mensuales.
También se puede dar el caso de que una sentencia judicial otorgue la vivienda a una de las partes. El problema es que ello no implica que asuma la deuda hipotecaria, que sigue siendo de los dos. La persona que pierde la vivienda, sigue cargada con la deuda y los jueces no pueden obligar a una entidad financiera a que quite uno de los titulares hipotecarios. Por último, un juzgado también puede asignar la vivienda al cónyuge que cuide a los hijos, incluso si no es de su propiedad.
Compartir. Extraño pero usual, en los tiempos de crisis actuales también está sucediendo que a pesar de la separación sentimental, ambos sigan vivienda bajo el mismo techo, a la espera de que la situación mejore y se pueda vender la casa o uno de los dos pueda mudarse.
Fuente: Fotocasa.es
Unirse a la discusión